Cuando leemos "100% natural" ¿significa sin sustancias químicas? Y un alimento sin azúcares añadidos ¿es más sano necesariamente? ¡Te lo contamos todo!
La respuesta a ambas preguntas es ‘no’. En este artículo te damos las claves para entender todo lo necesario del etiquetado de los productos alimenticios en la UE.
No sabemos lo que comemos. Y parece que muchos no quieren explicarlo, ni otros entenderlo. Sin dudas, la importancia de saber qué introducimos en nuestro organismo y cuál es su origen es evidente: sin la suficiente información no hay verdadera libertad de elección. Te resumimos los aspectos claves en esta lista.
Hidratos de carbono y azúcar. En la etiqueta aparecerá siempre el contenido total en hidratos de carbono y se añadirá un “de los cuales, azúcares…”. Los azúcares son siempre hidratos de carbono, pero no al revés. En general, cuando se usa el término azúcar se refiere a una molécula simple, particularmente perjudicial porque sube muy rápidamente en sangre y aumenta el riesgo de diabetes. Por eso suele ser mejor reducirlo en favor de hidratos de carbono más complejos. Y cuidado con la fructosa, el azúcar de la fruta. Aunque se anuncie como saludable, cuando se añade a los alimentos no parece más sana a largo plazo que el azúcar como tal.
Grasas. La etiqueta debe mostrar el contenido total y además la cantidad de saturadas. En principio, estas últimas son de las más perjudiciales pero los últimos estudios no lo tienen tan claro, al menos no consideradas de forma global. No hay que demonizar a las grasas saturadas. Lo que hay que evitar son las que se encuentran en productos procesados, más “industriales”. Y huir de las ‘trans’, típicas por ejemplo de la bollería. En los ingredientes aparecen como “parcialmente hidrogenadas”.
Aditivos. Uno de los grandes problemas es que pueden tener más de un nombre (“algunos tienen cinco o seis”, explica Antonio Díaz, de Midiadia). Lo más común es que aparezcan con una E seguida de un número. Si este es de la serie del 100 se trata de un colorante, si es de la del 200, un conservante. Es un antioxidante si está en la serie del 300; un espesante si está en la del 400; un regulador de acidez en la del 500 y un potenciador del sabor si está en la del 600. En algunos casos son necesarios y seguros. Pero que lo sean no significa que sean inocuos. Pueden, por ejemplo, alterar el sentido del gusto, incitándonos a consumir productos cada vez más dulces.
Te contamos cómo prevenir enfermedades y mejorar tu salud a través de la Alimentación Alcalina y Antiinflamatoria
¿Quieres participar de la próxima charla en vivo y GRATIS? ¡Apúntate!
Escríbenos y apúntate a la siguiente charla, por internet y totalmente gratuita