Las sustancias tóxicas en el hogar pueden afectar a cualquier persona, sin embargo hay grupos especialmente vulnerables entre los que cabe destacar a los niños, ya que sus organismos son particularmente susceptibles a la acumulación de tóxicos y las mujeres embarazadas, ya que es unan etapa durante la cual los niveles bajos de contaminantes pueden dar lugar a muy diversas alteraciones y problemas.
¿Qué exposición sufrimos?
Es una contaminación invisible, y todos la sufrimos de manera involuntaria. Nuestro entorno está lleno de los disruptores endocrinos: nos rodean en la calle, el trabajo, la escuela, la casa...
Los disruptores se encuentran en:
- Alimentos.
- Agua.
- Aire.
- Productos de higiene personal.
- Productos de limpieza, insecticidas, ambientadores...
- Construcción y decoración.
- Otras fuentes de exposición...
Hay situaciones o dependencias donde pueden darse exposiciones intensas a sustancias, pero también, más frecuentemente, situaciones de exposiciones a tóxicos a baja concentración y a largo plazo, que pueden acabar erosionando la salud de forma más imperceptible, aunque más contundente.
¿Dónde se encuentran estas sustancias? ¿Cómo llegan a nuestro hogar? Básicamente a través de las siguientes fuentes de exposición:
Alimentos
A través de los alimentos pueden entrar en nuestros cuerpos una serie de tóxicos, en forma de contaminantes industriales, residuos de pesticidas, aditivos, etc. Otros pueden proceder incluso de los materiales en los que se envasan o de los recipientes en los que se cocinan, por ejemplo. O bien, procedentes de residuos que se emiten a la atmósfera o se vierten a ríos, mares y suelos y acaban integrándose en la cadena alimentaria a través de estas vías.
Agua
El agua potable que llega a nuestras casas puede ser una fuente de entrada de tóxicos. Puede haber contaminantes no eliminados durante la depuración, sustancias químicas creadas como subprodutos de la cloración o tóxicos aportados por las conducciones.También el agua embotellada puede presentar problemas, debido fundamentalmente a los materiales de envasado.
Aire
El aire que respiramos en casa es una vía común de exposición a contaminantes en el hogar, al igual que el que respiramos dentro de edificios, incluidas oficinas y lugares de trabajo. La contaminación que puede haber dentro de un hogar puede ser varias veces superior a la que hay en una calle muy polucionada, es por tanto, muy importante purificar el ambiente de forma natural.
Productos de higiene personal
Muchos de los productos de higiene y cosmética que aplicamos sobre nuestros cuerpos (champús, geles, cremas, desodorantes, cosméticos, etc.) y que utilizamos diariamente, pueden contener sustancias perjudiciales que penetran en nuestro cuerpo a través de la piel.
Otro problema son ciertas fragancias, que pueden contener complejas mezclas químicas que incluyan algunas sustancias tóxicas, por ejemplo, cremas faciales, jabones, dentífricos, etc.
Productos de limpieza, insecticidas, ambientadores...
Los productos de limpieza e higiene suponen una importante vía de entrada de tóxicos en el hogar.
Los pesticidas domésticos, además de los compuestos que pueden liberar al ambiente en el momento de su utilización, con frecuencia pueden también originar una contaminación residual que persiste en nuestros hogares.
Por otra parte, los ambientadores domésticos liberan al ambiente un coctel de sustancias muy problemáticas, algunas de ellas cancerígenas.
Tampoco debemos olvidar los sprays, que además del conocido problema de los CFCs (clofluorocarbonos), pueden contener sustancias como disolventes entre los que encontramos hidrocarburos preocupantes.
Construcción y decoración
Tanto los materiales con los que está construida nuestra casa, como los muebles o elementos de decoración pueden liberar sustancias tóxicas. Por ejemplo, las placas de yeso o los paneles que recubren techos y paredes pueden liberar diversas sustancias tóxicas. Lo mismo ocurre con los materiales de aislamiento.
Alfombras y moquetas, pueden contener tóxicos como retardantes de llama, además de ser un sumidero de las sustancias químicas que contiene el polvo doméstico.
El mobiliario y las maderas también pueden contener compuestos nada deseables, como conservantes tóxicos o barnices que pueden liberar tóxicos.
Otras fuentes de exposición
Existen otros muchos productos a través de los cuales pueden llegar los tóxicos a nuestro organismo.
La ropa que guardamos en nuestros armarios ha podido incorporar tóxicos en su composición en muchas partes del proceso de producción y comercialización.
Los plásticos, omnipresentes en nuestros hogares, pueden liberar numerosas sustancias perjudiciales. Uno de los ejemplos mejor conocidos y estudiados es la presencia de bisfenol A en el plástico utilizado para los biberones. Además, el plástico es uno de los materiales dominantes en los juguetes.
Numerosos aparatos eléctricos o electrónicos como televisores, móviles, portátiles, etc., pueden tener en su composición sustancias tan peligrosas como metales pesados o retardantes de llama.
Pilas, rotuladores, pegamento, plastilinas o velas son otros productos que debemos tener en el punto de mira.
Contaminación electromagnética: Los avances y descubrimientos científicos han incorporado a nuestra vida cotidiana tecnologías que nos hacen más cómodo el día a día. Pero también han alterado nuestro hábitat de una forma no prevista por nuestra evolución biológica natural. Nuestro organismo aún no ha desarrollado mecanismos adaptativos suficientes para sobrellevar esta exposición crónica cotidiana a los campos electromagnéticos artificiales.
¿Qué podemos hacer para disminuir la carga tóxica?
Si bien es obvio que la primera accion que se debe tomar es evitar o reducir la exposición a dichos tóxicos, el exposoma y la consiguiente bioacumulacion pueden ser modulados por los protocolos de tratamiento dirigidos especificamente a apoyar la eficacia de los mecanismos de desintoxicación del organismo.
Que la exposicion a sustancias toxicas cause enfermedad depende del nivel de las exposiciones y de la eficacia de los mecanismos de desintoxicacion del organismo. Esto último está en parte genéticamente determinado, pero tambien dependera del estado nutricional de la persona.
Hay evidencia de que la enfermedad de Parkinson y otras enfermedades motoneuronales pueden ser causadas en parte por la combinacion de la exposición a productos químicos ambientales neurotóxicos y las deficiencias en la capacidad para desintoxicar estos químicos.
La capacidad de desintoxicacion relativa de un individuo desempena un papel importante en la toxicidad o carcinogenicidad de una sustancia especifica. Como la mayoría de los cánceres se relacionan con la exposicion ambiental o la ingesta dietetica, la capacidad de desintoxicación individual puede ser importante para su desarrollo.
En nuestros protocolos terapéuticos incluimos una fase de desintoxicación previa a la fase de regeneración, ya que le damos mucha importancia al hecho de limpiar el organismo desde su interior para reactivar los mecanismos innatos a la hora de combatir problemas de salud y como medida de prevención.>