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Cómo ser padres sin dejar de ser amantes


Que la culpa no te desequilibre

Todo buen padre y madre sabe que es muy importante pasar tiempo de calidad con su hijo, pero con las exigencias de la vida moderna, los horarios laborales desproporcionados, los desplazamientos, etc., es frecuente que sintamos que no le dedicamos a nuestros hijos todo el tiempo que merecen. Eso hace que tengamos la tendencia a compensar, negándonos a usar algo del poco tiempo disponible en la pareja, y dedicarlo por completo a los pequeños. No sirve desvestir a un santo para vestir otro, y ambas cosas son importantes; por tanto, ambas deben recibir la cantidad apropiada de tiempo. No debes sentirte culpable por ello.


Aprende a gestionar el estrés

Las presiones, prisas y falta de tiempo, afectan a nuestro organismo en diferentes maneras, y una de ellas es el estrés. Cuando estamos estresados por demasiado tiempo, nuestra mente es incapaz de salir del estado de tensión y alerta, y todo lo que no sea “apagar incendios” y “cumplir con las obligaciones” se ve relegado a un segundo plano, incluyendo la intimidad en la pareja. La buena noticia es que hay técnicas y herramientas sencillas que te pueden ayudar a controlar el estrés, para estar activo y alerta cuando haga falta, pero siendo capaz de desacelerar y relajarse cuando sea el momento. Tenemos seminarios online gratuitos sobre la gestión del estrés, infórmate aquí.


Comunicaros y organizaros

Una de las claves es la organización de los quehaceres de los hijos. Habla con tu pareja y llegad juntos a la organización que mejor se adapte a vuestro caso. No es tan importante que la división de tareas sea absolutamente equitativa, 50% para cada uno, sino cómo nos sentimos al respecto. Tu pareja y tú debéis sentir que el reparto es justo, independientemente de cuánto decidáis que haga cada uno. Por ejemplo, si uno de los dos no trabaja fuera de casa, es posible que asuma más tareas relacionadas con los niños que el otro, pero que sin embargo lo considere justo, pues tiene en cuenta que el otro dispone de menos tiempo por tener que trabajar fuera. Insistimos, la clave está en que lo negociéis y os sintáis conformes con la solución planteada.


Cuida y nutre la intimidad de la pareja

Metafóricamente hablando, la intimidad en la pareja es semejante a un árbol, el cual debe recibir nutrientes regularmente para crecer y mantenerse saludable. No podemos pretender no “alimentar” la relación íntima y que continúe tan saludable como cuando nos enamoramos. Cierto es que tal vez no dispongamos de mucho tiempo para organizar cosas complicadas, o incluso de los recursos económicos que nos gustaría, pero ello no impide que nutramos la sensualidad y la intimidad en la relación. Piensa en las cosas que a tu pareja le gustan, le excitan, le hacen sentirse querido, y procura hacerlas frecuentemente. Céntrate sobre todo en detalles sencillos como caricias, notas, mensajes de voz, pequeñas sorpresas, etc. Tan pronto lo intenta uno, el otro se contagia porque se siente querido y necesitado, y responde a su vez con otro detalle, retroalimentándose y reforzando así la cercanía entre ambos.




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