¿Por qué comemos lo que comemos? ¿Por qué hay tantas personas a régimen? ¿Por qué la comida y el peso se relacionan con muchos problemas? ¿De qué manera puede influir la alimentación en nuestra mente, nuestras emociones, y nuestro reequilibrio? La comida puede ser una fuente de satisfacción o de sufrimiento, de bienestar y de buena salud o de infelicidad y mala salud, afectándonos psicológica, emocional y físicamente...
Estar bien alimentado no significa estar bien nutrido. Para estar bien nutrido es necesario aportar, a través de los alimentos, los nutrientes que nuestro cuerpo necesita en una proporción adecuada para desarrollar sus funciones. Si no es así, se producen desequilibrios con consecuencias no deseadas que alteran nuestro estado de salud.
Nuestro organismo usa la enfermedad como una voz de alarma, como el mecanismo corporal para que atendamos sus necesidades, con el fin de poder recuperar el estado de normalidad funcional que había perdido y lograr reequilibrar su Energía Vital.
El objeto del equilibrio a través de la alimentación es la conservación de la vida, crecimiento, reproducción, funcionamiento normal de los órganos y producción de energía para desarrollar nuestras funciones vitales y realizar las actividades físicas.
Cuando hacemos una elección incorrecta de los alimentos, se produce el desequilibrio nutritivo y la enfermedad está asegurada. Esto sucede cuando las aportaciones nutritivas no satisfacen las necesidades del organismo, sino que conducen al desequilibrio y se producen los trastornos de la alimentación.
Estos no aparecen de un día para otro, ni son fruto de la casualidad ni de la ingesta especifica en la comida del día anterior, tampoco vienen determinados por una intoxicación, intolerancia o alergia. Los trastornos relacionados con la alimentación, muchas veces, se deben a que mantenemos constantes errores en las pautas alimentarias por un espacio de tiempo prolongado.
En resumen, cuando aportamos al organismo una incorrecta alimentación, el cuerpo se desequilibra y aparece la enfermedad.
La buena alimentación
Una buena alimentación es necesaria para todos los seres vivos: ya sean animales, vegetales o humanos. Ésta aporta la energía indispensable para las funciones básicas del organismo, necesaria para que las células puedan llevar a cabo sus procesos biológicos naturales.
En el ser humano, los alimentos aportan el combustible que necesitamos para respirar, movernos y realizar cualquier actividad física o mental.
Una alimentación equilibrada ha de estar compuesta de alimentos sanos en proporciones adecuadas y con la variedad suficiente para que no nos falte ningún nutriente y debe estar adaptada a las necesidades particulares de cada uno. Equilibrada, quiere decir que además de que no falte ningún nutriente esencial, tenga un alto contenido en vitaminas y minerales, que las proteínas que la componen, sean de alta calidad. Significa que nos debe proporcionar bienestar, salud y equilibrio, es decir, que si tenemos frío, el alimento debería producirnos calor, que si tenemos calor, debe refrescarnos. Si el organismo está muy dilatado, debe ayudar a contraerse y si está muy contraído, le ayude a dilatarse.
Cada alimento es diferente y cada uno tiene sus propios y únicos efectos sobre cada organismo.
La mayor cantidad de alimentos que deberíamos ingerir son cereales y verduras, es decir, alimentos ricos en hidratos de carbono, menores cantidades de legumbres y frutas, y aún menor la cantidad de carnes, pescados, huevos, lácteos, es decir, de alimentos ricos en proteínas del reino animal; cantidades pequeñas de grasas vegetales, y azúcares integrales.
La mayor parte de los problemas de salud actuales, son consecuencia de los hábitos nutricionales y principalmente proceden del uso excesivo y continuo de comidas rápidas, alimentos procesados y enlatados, que tienen un alto contenido en grasas saturadas, azúcares refinados y por lo tanto, pocas vitaminas, antioxidantes y minerales.
Al comer, realmente no ingerimos sólo verduras, frutas, carne, etc., con ellas ingerimos los distintos tipos de nutrientes. Estos nutrientes contienen diversos tipos de moléculas que el laboratorio del cuerpo se encargará de digerir, asimilar, o de eliminar, y si no puede llevar a cabo estas funciones esenciales, se encargará de acumularlas en forma de grasa, colesterol, acido úrico etc.
Alimentarnos correctamente puede ser una tarea agradable, ya que el objetivo es estar sanos y equilibrados, no es necesariamente seguir una larga lista de prohibiciones y no tiene por qué ser una tarea tediosa o desagradable, sino todo lo contrario.
Una alimentación suficiente, se manifiesta cuando realizamos normalmente las funciones de crecimiento, reproducción, trabajo, actividad mental y conservación de peso. Logrando así, sentir bienestar y estar sanos.
Psicoanalogía de la enfermedad
La Psicoanalogía estudia la conducta y los procesos relacionando: pensamiento, sentimiento y función. Trata de describir la enfermedad para que la persona relacione los síntomas y los signos de ésta con los aspectos psicológicos y emocionales que la originó.
Desde éste punto de vista, podemos llegar a la conclusión de que no es suficiente corregir los síntomas de cualquier enfermedad individual o social, de que si no llegamos a la causa misma que originó la enfermedad y no restauramos la raíz del problema, tan sólo estaremos atendiendo a “la parte” y nos estaremos olvidando “del todo”; estaremos quitando los síntomas de la enfermedad, pero no estaremos curando al enfermo.
Aplicada a la enfermedad y sus causas, nos ayuda a comprender el lenguaje que el cuerpo utiliza para mostrar, desde la enfermedad, lo que hay que cambiar en profundidad en nuestro estilo de vida, nuestros hábitos, nuestros pensamientos y en nuestro funcionamiento cotidiano y nos lleva a hacernos conscientes de cosas que estaban en el inconsciente.
Es la forma para encontrar la unión entre el síntoma y la causa que lo originó. Al encontrar ésta unión podremos “llegar” al lugar donde se encuentra la raíz del problema. A donde el pensamiento, la acción y la dirección en la vida, perdieron la coherencia y dejaron de estar en comunión. Donde atendiendo a una de las partes, dejamos olvidada y sin escuchar a las otras. Donde lo analógico y lo lógico se distanciaron en lugar de ir de la mano para que nuestro organismo funcionara, proporcionándonos una vida armónica y saludable.
Causa y significado de la enfermedad
Con frecuencia, los hechos insignificantes o las cosas cotidianas son importantes. El momento exacto en el que aparece un síntoma puede aportar mucha información. No sólo hay que prestar atención a los hechos externos sino también a los procesos internos: alimentación, estados de ánimo, situación personal, pensamientos, noticias o cambios en la vida.
Es importante tener en cuenta que un problema crónico nos habla de un problema o situación mantenida durante mucho tiempo y que no hemos sido capaces de resolver o cambiar, mientras que un dolor agudo, vendrá derivado de un problema puntual, mucho más cercano en el tiempo, menos instaurado y más fácil de solucionar.
En general la Psicoanalogía de la enfermedad, nos ayuda a “darnos cuenta” de la sombra que la enfermedad y el órgano afectado “esconden inconscientemente” nos ayuda a entender que la mente, afectada por las emociones no es capaz de “ver conscientemente” el verdadero problema para resolverlo.
La causa puede ser intermitente o presentarse de manera ocasional, este es el caso de muchas de las alergias, generalmente relacionadas con una situación que no se acepta o con un elemento que despierta uno o varios recuerdos que rechazamos o no toleramos. En ocasiones, no ha habido ningún acontecimiento importante que desencadene el síntoma, sino que se trata más bien de un desbordamiento, “la gota que colma el vaso” tras mucho tiempo de intolerancia acumulada.
Para definir la causa y el significado de la enfermedad, nos podemos fijar en el nivel al cual afecta dicha enfermedad. Una enfermedad que afecta a la parte más superficial de nuestro cuerpo nos hablará de la relación con lo externo, hará referencia a lo social. Por el contrario, una enfermedad generada en el interior nos hará referencia a conflictos con nosotros mismo.
Si entramos a analizar el significado de algunas afecciones en concreto, podemos darnos cuenta de que por ejemplo:
- El estreñimiento nos habla de apego. El intestino grueso tiene como cometido recolectar lo que ya no es necesario para nuestro organismo y evacuarlo. Cuando una persona sufre estreñimiento sus heces permanecen demasiado tiempo en el intestino y el ritmo de la evacuación intestinal disminuye de manera variable. Si buscamos la analogía, vemos que tiene una relación directa con soltar los viejos pensamientos, sentimientos, emociones o cosas, que ya no son útiles, abandonar ideas erróneas que no funcionan o dejar atrás ataduras emocionales. En definitiva, soltar residuos tóxicos.
- El asma, una enfermedad que se caracteriza por la dificultad respiratoria y la falta de aire, está relacionada con un sentimiento de ahogo, de falta de espacio. El asma es muy frecuente en niños cuyas madres sobreprotegen, es un grito que expresa: ¡Déjame respirar, tu amor me ahoga! En adultos se relaciona con procesos, situaciones o relaciones asfixiantes.
Equilibrio
Las personas más equilibradas son aquellas cuya vida se adecua más a sus características constitucionales tales como, las características físicas, emotivas y mentales. Son aquellas personas que hacen lo que necesitan siendo coherentes y respetando lo que desean y sienten.
Para practicar el arte del equilibrio, es importante que comencemos por conocernos a nosotros mismos y que estemos armonizados con nuestro entorno, de esta manera, podremos satisfacer nuestras necesidades físicas, emotivas y mentales mucho más fácilmente. Esta es clave para conseguir el equilibrio.
Los tres aspectos del hombre
Normalmente cuando se tiene alguna molestia o algún problema físico se recurre al médico especialista, cuando la mente está confusa se acude a un psiquiatra, cuando se dice que se es inadaptado, se va a un psicólogo.
Imaginemos que alguien va al psicólogo, centra sus ideas y se olvida de hacer ejercicio físico y de comer sanamente, ¿cuánto durará su equilibrio mental?
Puede dedicarse a hacer relajación, meditación, visualizaciones positivas y pasar por alto manifestar sus afectos y necesidades a los seres queridos, ¿se encontrará emocionalmente armónico?
Otra posibilidad es hacer mucho ejercicio físico, eliminando a través de éste tensiones y toxinas. Como hace esto, ya puede comer y beber en exceso, no dormir etc. ¿Conseguirá estar relajado y de buen humor?
Por mucho que la medicina convencional quiera separar las partes que conforman a un ser humano, para curarnos de un problema conviene recordar que estamos conformados por energía eléctrica, química y magnética y que tenemos varios aspectos importantes: el físico, el motivo y el mental. Estas tres partes son inseparables y están íntimamente relacionadas. Juntas forman el ser holístico que somos.
Por lo tanto, tratar sólo el aspecto psicológico, sólo el aspecto emocional o sólo el funcional, supone desatender parte de la totalidad de la persona y ninguna de estas partes funcionan por separado y todas ellas, afectan nuestra parte energética y nuestra parte espiritual.
Relación entre Mental y Físico:
En la relación entre el cerebro y el cuerpo se da una simbiosis semejante a la que hay entre un director de orquesta y su orquesta: si se elimina cualquier instrumento o se cambia la manera de tocarlo o el director tiene mal día, no habrá sinfonía.
El cerebro depende directamente de todo el cuerpo para funcionar de manera correcta, ya que las células que lo componen son nutridas por la sangre. De ahí la importancia de la alimentación, pues su energía es elaborada a partir de los nutrientes. Pero, no sólo nos nutrimos de alimentos orgánicos; para las personas, los conocimientos, las emociones y las vivencias que mantenemos con otros, también nos nutre o nos desvitalizan.
Relación entre Mental y Emotivo:
Esta relación también es muy directa. El cerebro tiene tres partes claramente definidas. Estas son:
- Tallo Encefálico: regula las funciones vitales básicas como la respiración, el metabolismo y las reacciones y movimientos automáticos.
- Sistema Límbico o Tálamo: Regula las emociones.
- Cortes y Neocortex: Proporcionan la capacidad de memorizar y pensar respectivamente.
Los estímulos o sensaciones emotivas llegan directamente al tálamo, el cual envía una señal al neocórtex para que “nos demos cuenta”. El neocórtex le pasa la información y envía una señal a la amígdala, que es una pequeña estructura interna crucial para la formación de los recuerdos y las experiencias emocionales significativas. Ésta amígdala, elabora la respuesta de acuerdo con experiencias anteriores, similares al estímulo emocional recibido.
Por ejemplo: una sensación de miedo es percibida por el tálamo, enviada al Neocórtex para hacerla consciente, y dependiendo de la intensidad de la emoción, la amígdala, decidirá cómo actuar y ordenará a las suprarrenales segregar más o menos cantidad de adrenalina.
Para tener un equilibrio óptimo de nuestra Energía Vital, es indispensable pensar y actuar como un “Todo”, esto significa cuidar y “alimentar” a nuestros tres cuerpos: el físico, el emotivo y el Mental. Este cuidado debe ser continuo, consciente y consecuente con los estímulos internos y externos que recibimos todos los días.
Alimentando los tres cuerpos: Físico, Emotivo y Mental
La calidad de nuestros pensamientos y de los alimentos, afecta a nuestro cuerpo físico y a su sangre. Dependiendo de qué pensamientos tengamos y de qué alimentos tomemos, dependerá nuestra digestión, asimilación y eliminación. De la misma manera, la calidad de nuestra energía dependerá de cómo sean nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestras relaciones familiares, sociales y laborales.
Se puede utilizar el ejercicio físico, la respiración consciente, la comida racional, es decir, poca, sana y bien digerida.
Podemos proporcionarle a nuestra parte emotiva estímulos adecuados: tratar de llevar una vida sin estrés, practicar la empatía, conocer y comprender el lenguaje no verbal y comunicarse con el entorno social.
De esta manera, al “alimentar” el cuerpo físico y el emotivo, nuestra mente estará más tranquila, más serena y mucho más lúcida para tomar decisiones.
Estar equilibrado no es fácil, pero tampoco es imposible. Basta con ser consciente, estar en el aquí y el ahora, es decir, realizar las actividades cotidianas a conciencia, darse cuenta de las limitaciones personales, tomar conciencia de los cambios y permanecer flexibles ante la vida.